INTRODUCCIÓN
El mundo con su multiplicidad de formas, de colores, de texturas, de sonidos, y de silencio en medio del tránsito, ese mundo individual dentro del colectivo, es el de la ESTÉTICA.
El sentir que se percibe, la atracción sin culpa, la química entre objeto y sujeto es la actitud estética. Se cuestionan las personas sobre la ESTÉTICA... ¿Qué es la Estética?, el que lo ha vivido lo sabe, esa especie de embrujo frente a un objeto cuya presencia lo transporta a un estado contemplativo y placentero en un lugar apartado de las intenciones prácticas o intelectuales.
WEBLOGS DE LAS INTEGRANTES DEL GRUPO
Nubia Consuelo linares http://unadestetica-nubia.blogspot.com/
Martha Elizabeth Torres http://micursodeestetica2011unad.blogspot.com/
Lina Clemencia Rivera O. http://estetica4012104.blogspot.com/
RESUMEN ANALITICO UNIDAD 1
Lo estético es algo que todos podemos comprender y que nos viene por naturaleza. La estética es el reflejo de la sensibilidad cultural y por lo tanto causa sentimientos de gusto o de aversión.
La actitud estética esta contrapuesta a la actitud práctica, para lograr esta actitud hay que saborear la experiencia de percibir el objeto mismo, haciendo hincapié en sus detalles perceptivos en vez de utilizar el objeto percibido como medio para algún otro fin.
Cuando realizamos una contemplación estética observamos algo no «por sí mismo», sino por alguna otra razón, por ejemplo, por el placer que nos produce.
El estado estético supone una concentración intensa y completa. Se necesita una intensa consciencia perceptiva; y tanto el objeto estético como sus diversas relaciones internas13 han de constituir el único foco de nuestra atención, aquí observamos las relaciones internas versus relaciones externas.
Lo que no puede ser percibido (visto, oído, etc.) no es importante para la percepción estética, porque no influye en la naturaleza de la «presentación sensible» ante nosotros. Como el arte del pasado obró de ese modo sobre la cotidianidad, trasformó de ese modo a sus hombres, es fácil comprender que, cuando la vida social produce novedad y esa novedad altera el comportamiento de los hombres, sus sentimientos, sus ideas, etc., las influencias del arte del pasado están contenidas en las nuevas necesidades que surgen, independientemente de que los hombres que presentan ahora las nuevas exigencias tengan o no conciencia de ello.
El intercambio de la sociedad con la naturaleza es aún sumamente simple, el dominio sobre la naturaleza está aún limitado, externa e internamente, a un ámbito diminuto. Por eso, como hemos mostrado en su momento, el principio de lo geométrico, abstracto, pero absoluto e infalible en su abstracto ámbito de validez, puede conseguir también en la práctica artística una importancia tan poderosa y patética que le permita dominar durante milenios la producción y el goce estéticos.
La nueva forma, el drama, es la satisfacción de la tarea social que ha impuesto al arte, de modo caótico e informe, la realidad social en cambio tempestuoso, puesto que el drama, como género artístico creador de mundo, no es posible sino en el terreno de un nivel social ya consciente de sí mismo como vida pública, las conexiones genéticas que contribuyeron a su nacimiento son relativamente fáciles de estudiar.
El mundo propio del arte no es nada utópico, ni en sentido subjetivo ni en sentido objetivo, no es nada que apunte trascendentemente por encima del hombre y de su mundo. Es el mundo propio del hombre, como hemos mostrado, en sentido subjetivo y en sentido objetivo, y de tal modo que las supremas posibilidades concretas del mundo y el hombre se encuentran ante él, realmente y con la mayor profundidad y propiedad, en la realización sensible inmediata de sus mejores esfuerzos. Incluso cuando el arte —en la poesía o en la música, por ejemplo- contrapone aparentemente al hombre un mundo del deber, este mundo toma en el arte la forma de un ser cumplido, y el hombre que vive la segunda inmediatez de la obra puede entrar en trato con ese mundo como con su mundo propio. Sólo en el « después » del efecto reaparece el carácter de deber-ser; pero también en esto coinciden las grandes obras de arte, independientemente de que su contenido incluya o no un deber-ser: hasta la canción más idílica o el bodegón más simple expresan en cierto sentido determinado un deber-ser, se dirigen al hombre de la cotidianidad con la exigencia de que alcance él también la unidad y la altura realizadas en la obra. Es el deber de toda vida plena.
Al hablar de una eliminación o lejanía del contenido del deber o deber-ser en el terreno de lo estético nos referimos exclusivamente al contenido de los postulados éticos. La tendencia a la tipicidad en toda conformación artística es universal; en ella no se presenta siquiera de modo inmediato el problema del bien y del mal.
La universalidad es precisamente lo que hace del campo del arte una infinitud intensiva, algo inagotable con medios ajenos a ese campo. Subrayaremos aquí que los dos aspectos del mundo propio de las obras de arte —el principio universal-humanístico y el momento del medio homogéneo antes estudiado- se refuerzan y promueven recíprocamente.
La intensificación y diferenciación de la capacidad receptiva y expresiva que pudimos observar en la vida cotidiana como consecuencia de la división del trabajo entre los sentidos, etcétera tiene límites muy definidos respecto de la captación intensiva de un fenómeno en una conexión intensivamente infinita. No sólo por la orientación práctico-inmediata de la vida cotidiana, sino también porque la superficie receptiva del hombre entero, en la medida en que se enfrenta como tal con la entera realidad objetiva, comporta dispersiones de la atención y, con ella, de la capacidad receptiva.
La identidad de lo bello y lo verdadero es realmente el sentido inmediato de la pura vivencia estética, y, por ello, tema eterno de toda reflexión sobre el arte. Aún nos ocuparemos varias veces del hecho de que, en cuanto el arte y su efecto se contemplan en la amplia conexión de la entera vida histórico-social humana, se produce una enorme y complicada problemática a propósito de cada uno de esos conceptos, y aún más respecto de su relación. Pero esto no altera la llana evidencia inmediata de aquella afirmación en la inmediatez de lo puramente estético.
PELÍCULA EL PERFUME
Análisis desde el punto de vista estético:
Con
sidero de gran importancia, retomar el significado de “lo estético” lo cual más que una condición es un análisis filosófico de la esencia y percepción de lo bello, lo feo y lo sublime sobre los objetos, cosas y expresiones
según sus cualidades específicas. Esta definición y el análisis del texto “La esencia de lo estético” se convierten en dos herramientas importantes para el análisis de la película “El perfume”. A primera vista y a pesar de estar hablando de una película que se originó
como consecuencia de una obra literaria
escrita, podríamos
ventender este título como un nombre que en el imaginario
colectivo de las personas simboliza varias imágenes.
La película permite hablar de la estética, ya que la historia narra sobre una vida marcada por lo feo y por lo bello, pero más que narrar permite al cinéfilo vivir las escenas desde lo nauseabundo hasta lo sublime como es el cuerpo y el aroma de una mujer. El inicio de la película muestra una escena que logra impactar, el nacimiento del protagonista entre inmundicias y podredumbres en un mercado en Francia, esto como contraste de la imagen sublime de un nacimiento normal.
La observación del público en torno al sentido desarrollado por el protagonista, el olfato, se convierte en el tema central de la película y con la cual se pueden lograr fotografías significativas para el análisis estético; de tal forma que se evidencian las calles sucias de París y enmarcada en el Siglo XVIII acompañadas de los mendigos y olores desagradables por la suciedad reflejada en sus calles, en contraste con los carruajes de la gente mejor posicionada y con las escenas de campo abierto donde el olor drásticamente cambia y mejora.
Finalmente y después de todas las vivencias, carencias y situaciones vividas por el protagonista, logra obtener el resultado anhelado, obtener el mejor perfume, compuesto a raíz de las vivencias marcadas desde su nacimiento, el abandono que sufrió, los maltratos y rechazos, por la inmundicia, y en el desarrollo por lo lascivo y lujurioso; convirtiéndose sin querer en un asesino que observaba sus víctimas con total interés por robarles su fragancia para inmortalizarla en una sustancia para ser disfrutada por él y las demás personas, demostrando una conducta completamente anti estética.
EJEMPLO DE ACTITUDES ESTÉTICAS Y NO ESTÉTICAS
"Quizás esa persona esté más allá del mar... quisiera encontrar en el agua el reflejo de su rostro, o tal vez detras de la neblina, de todas maneras es un día un poco gris, pero hermoso, y sigue pensandolo y esperándolo mientras se asoma por la ventana..."" Podría ser que si llevo dos de estos serían muchos...."
¿Qué quiso decir Kant cuando afirmó: "La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto. Este guarda siempre, por tanto, relación con nuestra capacidad de apetencia, bien como razón determinante de ella, bien como algo necesariamente relacionado con su razón determinante. Ahora bien, cuando nos preguntamos si algo es bello, no tratamos de saber si esperamos o podríamos esperar algo de la existencia de una cosa, sino sencillamente cómo la enjuiciamos desde el punto de vista de la simple contemplación (intuición o reflexión)."
LA ESENCIA DE LO ESTÉTICO DE FRIEDRICH KAINZ
Análisis crítico y argumentativo:
El autor muestra un enfoque muy cotidiano de lo estético, me refiero a que diariamente estamos enfrentando la observación estética de manera teórica – intelectual, de manera práctica y de manera estética sin darnos cuenta. A pesar de que cada persona es un observador diferente, en algún momento podemos estar asumiendo alguna de estas observaciones mencionadas. Los ejemplos dados en el texto, muestran de forma clara y precisa los límites de cada forma de observar lo estético. Cuando habla de la persona que observa un incendio y analiza las causas que lo originaron lo convierte en un observador teórico – intelectual, cuando la persona se arriesga por salvar la vida de los involucrados es el observador práctico y finalmente la persona que simplemente ve la forma de las llamas y la sensación que le causa ver la conflagración es un observador estético.
Los argumentos de Kant, coinciden con los plasmados por Kainz en el sentido de que el observador siempre tendrá un interés en lo observado y la diferencia del tipo de interés generado es lo que realmente define si se brinda una mirada estética o no. Siempre que la persona busca algo u obtiene provecho a cambio en el momento de establecer esa especie de comunicación con lo que observa, escucha o palpa, es la forma de entender que cumple con las características para determinar que no realizó una interacción estética.